SENTIRSE SANO o SENTIRSE ENFERMO

Abbie Bernon_Diversidad

Sentirse bien tiene relación con un estado de armonía.

Cuando consideramos tener un estado de armonía con nosotros mismos y con el entorno solemos decir que estamos sanos. Ahora bien, cuando vemos alterada esa armonía hablamos de enfermedad.

Imagen obtenida del blog de Abbie Bernon:  http://desarrollosustentable-bernon.blogspot.com.es/2014/10/32-cultura-diversidad-socio-cultural.html

No obstante, aunque conozcamos la sensación de estar sano, es imposible dar una definición precisa; ya que se trata de una experiencia subjetiva y cuya realidad percibimos intuitivamente.

Desde una dimensión más objetiva tenemos a los profesionales sanitarios.  Ellos aplican unos criterios y baremos para evaluar, diagnosticar y clasificar el padecimiento de cada individuo.

La enfermedad se manifiesta de diferentes maneras y hemos buscado etiquetarla para así conocerla.

Durante la historia las ideas de la enfermedad han estado sometidas a la construcción del pensamiento de cada momento.

En los pueblos primitivos, la enfermedad era considerada como la penetración de un demonio en el cuerpo del paciente. También se ha considerado castigo divino.

Superando la influencia de los Dioses, Hipócrates estableció que hay unas causas naturales que pueden hacernos enfermar. Así, va estructurándose la medicina clínica y la patología se convierte en una ciencia. En la actualidad las enfermedades son definidas utilizando conjuntamente criterios etiológicos, clínicos, fisiopatológicos y anatomopatológicos. Esta medicina actual intenta valorar la totalidad y la individualidad de cada enfermo. Pero se queda limitada para dar una solución satisfactoria al problema de comprender científicamente a la enfermedad.

La realidad es que debemos recordar que no tratamos enfermedades sino personas, seres humanos.

La medicina en un intento de comprender el proceso por el cual es posible llegar de la enfermedad a la salud, considera el estado de salud como un proceso dinámico que conlleva aspectos físicos, psicológicos, y sociales interdependientes. Pero aún le cuesta integrar una dimensión espiritual.

La espiritualidad, desde mi punto de vista, no consiste en pertenecer a una religión concreta. Consiste en ir a lo profundo de nuestro ser y conseguir la coherencia de nuestros pensamientos, de nuestros actos e integrarlos con la coherencia de las leyes universales.

Estas nos indican que tenemos que ver lo que nos une con el Mundo, con el Universo. Hemos de dejar de sentirnos separados de nuestros semejantes.

“Las personas que estén dispuestas al diálogo con otras sociedades y culturas posean una mente más abierta, mayores habilidades sociales y más recursos e ideas con las que enfrentarse a los problemas cotidianos.” Abbie Bernon

Los seres humanos deben mantener esa mente abierta. Porque como tales, están dotados de conciencia, son capaces de hacer proyectos y viven inmersos en la sociedad y en la historia. Por todo ello para comprender aceptar y sanar debemos ver la dimensión holística del ser humano. Hemos de cambiar creencias. Dejar de creer que la enfermedad es nuestro enemigo.

Así dejaremos de estar enfadados por estar enfermos, de luchar contra algo que debemos comprender y aceptar. Porque, la enfermedad, nos ha de llevar a la escucha atenta de lo qué somos y hacia dónde nos dirigimos. Nos llevará a la búsqueda de una salud que nos conduce a una mayor conciencia de uno mismo. Dándonos cuenta que no estamos tan separados como pensamos.

José M. Nebot López

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