“Carpe Diem” antes de la propia necrológica

carpe diem

Todos  lo sabemos, una necrológica, es un artículo que informa dándonos la noticia del fallecimiento reciente de una persona. Este artículo lo escribo para destacar la partida de un ser muy apreciado por mí. Pero también, quiere replantear una cuestión, en la cual, todos deberíamos hacer hincapié. Creo que la vida deberíamos vivirla cumpliendo la premisa: Carpe Diem.

El poeta latino Horacio (65aC a 8dC), dijo:

“Carpe Diem (aprovecha el día presente). Palabras que nos recuerdan que la vida es corta y debemos apresurarnos a gozar de ella.»

La mañana del viernes día 15 de abril de 2016, en el teléfono móvil, recibí una llamada. Todavía estaba en casa. Preparándome para ir a mi trabajo en el centro, dedicado a la salud, SATEM. Sin saber quién puede buscarme tan temprano. Descuelgo. Es una voz conocida. Intenta explicarme. Sé disculpa. Al no tenerme en su  Whatsapp, no me aviso antes. Su marido ha estado ingresado. Pero, todo se ha complicado. El desenlace esperado se ha precipitado. La enfermedad de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) ha vencido.

Esta enfermedad es de las más crueles. No se conforma con llevar la etiqueta de enfermedad terminal y saber que en unos tres años ganará la guerra que te ha declarado. Ella te plantea un sin fin de batallas, tú intentas ganarlas haciendo las adaptaciones necesarias. Pero, ella lo sabe, actualmente no hay cura ni tratamiento que detenga su avance progresivo, imparable, devastador y despiadado. Te paraliza lentamente. Te quita independencia. Te roba tu autonomía.

En esta lucha sin tregua, primero, cojeas. Luego, empiezas a necesitar un bastón. Después, unas férulas que sujeten tus pies. Más tarde, unas muletas. Un caminador. Una silla de ruedas. Tu tronco llega a no sostenerte. Tienes fasciculaciones, esos calambres involuntarios que anuncian que un nuevo músculo dejará de funcionar. Un respirador acaba ayudándote a meter el oxigeno en tu cuerpo. Por si eso no fuera suficiente, tu habla, también se ve afectada. Lo duro de todo ello es que tu intelecto está intacto. Te das cuenta de todo tu deterioro. Te has ido transformando en prisionero de tu cuerpo. Ingerir alimento te cuesta. Las palabras no las puedes pronunciar claramente. Acabando incomunicado.

Te das cuenta de que los seres que te rodean te tienen que ayudar en todo. Entonces, es cuando el ser humano es capaz de mostrar lo mejor de sí mismo; hasta el último día.

Para JORDI ROCABERT I IBORRA ese último día fue el 14 de abril de 2016.

En mi cabeza todavía resuenan las palabras, de su mujer, a través del teléfono móvil:

– No hace falta que vengas, sólo te he llamado para que sepas lo ocurrido.

Yo todavía no sé cómo tengo el día, pero pregunto a qué hora será la ceremonia. Me organizó. A las 15:15 estoy en el tanatorio. Abrazos, lágrimas, palabras, consuelos, reencuentros, miradas, entradas y salidas. Su cuerpo tras el cristal esta inmóvil, frio, sin aliento. La palabra justa para describir el cuerpo que reposa en esta pequeña habitación intima, privada es: muerto.

En estos momentos quisiera tener el conocimiento de Elisabeth Kübler-Ros que tanto sabía de estos temas. Esta mujer hubiera hablado de cómo la vida es una rueda o mejor dicho una espiral continua. Donde la muerte sólo representa la desaparición del cuerpo físico. Pero, donde nuestro ser espiritual no deja de evolucionar. Manteniendo un aprendizaje continuo que necesita de las experiencias de nuestras vidas terrenales que iniciamos en nuestros nacimientos. Cada uno de nosotros nace con un propósito. Lo único que tenemos que hacer es sacar lo mejor de nosotros mismos en cada momento de nuestras vidas, en cada situación.

«Es muy importante que hagáis lo que de verdad os importe… Sólo así podréis bendecir la vida cuando la muerte esté cerca.» Elisabeth Kübler-Ros (8 julio 1926 a 24 agosto 2004).

Pero yo no dedico mi vida al cuidado de enfermos terminales. Sin embargo, sí que me dedico a aliviar el sufrimiento humano. Ahora pienso, el cuerpo de Jordi, no volverá a tener sufrimiento.

El féretro avanza delante. Trasportando el cuerpo sin vida del que ya no sufre. Un montón de personas caminamos tras él. Dirigiéndonos a la capilla, donde se realizará la ceremonia. Al entrar se nos da una tarjeta recordatorio.

La foto de un camino en el bosque. Sus márgenes llenos de musgo. Repletos de frondosos árboles verdes. Piedras en el camino. Marrones y grises guijarros lo cubren. Al final, una curva en el centro de la imagen. El color ya no es verde, ni marrón. Diría que una luz brillante debe estar marcando el camino.  La vuelta de esa curva presenta otro color. La imagen en su centro se ha transformado en una foto en blanco y negro. Pero predomina el blanco, con ligeros grises que dibujan los setos y los majestuosos árboles. Unas líneas, en letras blancas, de Pere casaldàliga; dicen:

«Al final del camí em diran:

Has viscut?

Has estimat?

i jo, sense dir res,

obriré el meu cor ple de noms.»

Estoy seguro, en su corazón, están los nombres de todos aquellos que compartieron momentos con él. Un día, me acompañó a comprar un ordenador. Otro día, me aconsejó cómo debería ser mi nuevo móvil. Incluso, varias veces, me ha ayudado a quitar algún virus del ordenador. Ahora, tengo instalado el antivirus que él me recomendó.

Dentro de la capilla. Una mujer realiza un discurso emotivo. Donde hace hincapié en estas pequeñas cosas que Jordi hacia por los demás, desinteresadamente. También, se menciona su pasión por los coches, las tecnologías, ordenadores y móviles. Comenta su sentido del humor, su gusto por el buen vino, la buena mesa y su sobremesa con los momentos para compartir. Sin olvidar, mencionar, su amor. La Dolors que desde los 13 años, toda una vida, han estado uno al lado del otro. Entonces, para ella ¿qué queda? …

El verso de Miquel Martí i Pol, en el reverso de la tarjeta:

«Em costa imaginar-te

absent per sempre,

tants records de tu

se m’acumulen,

que ni deixen espai

ala tristesa,

i et visc intensament

sense tenir-te.»

Seguramente, los recuerdos…

Sí, así es.

Por eso, la mujer detiene su discurso. Dejándonos escuchar una canción. La del grupo Sau, «Boig Per Tu».

sau

Es una canción de amor.

El amor de estas dos personas ha formado una familia. Ella, él y su segunda Lola; la madre de ella. Son las personas que he conocido como una pequeña unidad familiar que convivía en un mismo hogar.

A mi mente viene la imagen de dos personas, apoyándose. Ayudándose. Compartiendo. Imagino aquellos momentos en la playa. Las escapadas cortas, en el hotelito de sus amigos de Pineda, cerca del mar. Sus salidas al cine, para ver una película, juntos.

Seguro que disfrutaron de muchas películas. Algunas gustaron, otras no tanto. Pudieron reír con varias, tal vez llorar. Incluso algún mensaje aprender.

Porque sí, hay películas que transmiten un mensaje. Como el que nos llega de la película “El Club de los Poetas Muertos”. Donde, el fallecido actor, Robin Williams interpreta el papel de un profesor de literatura. La acción se desarrolla en una prestigiosa universidad del Reino Unido. Donde el Sr. Keating, consigue con sus clases dinámicas, captar la atención de los alumnos de una manera impresionante. Quiere, además, dejarles el legado de una premisa:

“Carpe Diem, aprovechad el momento haced que vuestra vida sea extraordinaria.”

Creo que todos deberíamos aprender el mensaje que a mí me transmite lo que he sentido en esta historia que os explico. Este mensaje, atraviesa mi mente, me hace pensar que…

La mejor manera de alejarnos de la preocupación y el sufrimiento es viviendo el momento presente.

Es el mismo mensaje que transmite la película “El Club de los Poetas Muertos”. Donde Robin Williams, el fallecido actor, interpreta el papel de un profesor de literatura. La acción se desarrolla en una prestigiosa universidad del Reino Unido. Donde el Sr. Keating consigue con sus clases dinámicas captar la atención de los alumnos de una manera impresionante. Quiere además dejarles el legado de una premisa:

“Carpe Diem, aprovechad el momento haced que vuestra vida sea extraordinaria.”

La escena en la cual hace su presentación es fascinante. Los alumnos llegan a una clase y no conocen al profesor. Se preguntan, entre ellos, si saben algo de él. Pero nadie sabe nada. El profesor de literatura, John Keating, aparece en el aula silbando y paseándose por ella con una carpeta en la mano. Se va de clase. Los  alumnos le siguen al pasillo. Se presenta de forma original, citando la frase que el poeta Walt Whitman en una ocasión dedico al presidente Abraham Lincoln. Con voz profunda dice:

“- ¡Oh! ¡Capitán, mi capitán!”

Hace sonreír a los alumnos. Les cuenta cómo era de joven. Lo que solía hacer. También, les dice, a estos jóvenes, que habrán el libro de himnos y les hace leer unos versos Robert Herrick.

“Coged las rosas mientras podáis,

ya que veloz el tiempo vuela,

y la misma flor que sonríe hoy,

mañana estará muerta.”

Entonces les explica que la expresión latina de ese sentimiento es:

“Carpe Diem.”

Y les pregunta:

“- Bien ¿Quién sabe qué significa eso?”

La respuesta no se hace esperar, levantando la mano uno de los alumnos contesta:

“- Carpe Diem, es: Aprovecha el día.”

 John Keating, el profesor, explica contundentemente el sentido de “aprovechar el día”, de “coged las rosas mientras podáis”; diciéndoles el por qué:

“- Porque seremos  pasto de los gusanos. Porque, lo crean o no, todos los que estamos en esta sala un día dejaremos de respirar, nos enfriaremos  y moriremos…”

Entonces quiso que conocieran el legado que nos dejan los que han pasado por nuestras mismas situaciones, aquellos que ahora son fertilizantes. Quiso que se acercaran a una foto y que escucharan susurrar su legado. Y con voz tenue:

“- Escuchen. ¿Lo escuchan?

(Susurrando llego a decirles)  Caarpee…

¿Lo escuchan?

(Susurrando) Carpe. Carpe Diem. Aprovechen el día…

Hagan de sus vidas algo extraordinario.”

El mensaje que debemos aprender es, simplemente, este:

“Carpe Diem, aprovechad el momento haced que vuestra vida sea extraordinaria.”

José M. Nebot López

5 comentarios en ““Carpe Diem” antes de la propia necrológica

    • Moltes gracies Dolors. Jo també quedo emocionat de tantes coses que succeeixen al nostra voltant. La vida es per gaudir-la moment a moment, atrapant cada sospir, sense mirar enrere i sense deixar-ho corra per un altre moment. Carpe Diem

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    • Gracias Melva, te conocí el día que nos habíamos reunido para despedir el cuerpo de Jordi. Nunca se sabe cuando te encontraras con una gran persona o qué situación te llevara a conocer a alguien. Un placer haberte conocido, porque estoy seguro que pude conocerte cuando un alma amiga se reunía en el lugar donde todas las almas se reúnen. Ciertamente, en nuestros recuerdos, en nuestros corazones y en los de muchas personas quedan esos momentos que compartimos con Jordi, que él nos hizo vivir. Yo necesite compartir toda esa experiencia con el mundo y escribí estas palabras. Mil gracias si gustaron porque además de liberar el peso de mi nostálgica pena, sirvieron para mandar un mensaje y encima parecieron bellas. Gracias! Gracias! Gracias!

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